Las organizaciones sanitarias recopilan datos de muchas fuentes distintas. Los datos proceden de los registros de los financiadores, los intercambios de información sanitaria, las agencias federales y estatales de salud y servicios humanos, los hospitales, los dispositivos médicos y los dispositivos inteligentes, entre otros.
Solo en 2020, las organizaciones sanitarias manejarán una previsión de 2314 exabytes de datos, el equivalente a casi 570 billones de archivos MP3. En la actualidad, el sector sanitario genera alrededor del 30 % del volumen de datos del mundo. Para 2025, se espera que esta cifra crezca hasta el 36 %.
Pero con más datos viene una mayor complejidad. Las organizaciones sanitarias suelen tener una visibilidad limitada de los datos que entran y salen de su entorno. Los grandes datos también son volátiles. Cambian constantemente, lo que supone un reto para las organizaciones que no supervisan constantemente sus activos. Otro problema es que la mayoría de los datos sanitarios no están conectados entre sí, lo que crea problemas de duplicación, precisión, integridad y falta de propiedad de los datos, e impide que las organizaciones sanitarias transformen los datos en información práctica que impulse la eficiencia operativa y mejore los resultados de los pacientes.
Para superar estos retos, las organizaciones sanitarias deben modernizar su arquitectura de TI para aprovechar todo el poder de los datos. Transformar su arquitectura con una malla de datos descentralizada es una de las formas en que estas organizaciones pueden abordar eficazmente sus actuales retos de análisis y gestión de datos y convertirlos en un verdadero activo estratégico para mejorar los resultados de la empresa y de los pacientes.