Mientras escribo esto, el mercado de las criptomonedas está atravesando un periodo de fuertes turbulencias. Aunque la volatilidad puede suscitar cierta preocupación, en el mundo de las criptomonedas ha surgido un aspecto interesante que está empezando a ser reconocido por las instituciones financieras: las finanzas descentralizadas (DeFi). Existen razones de peso para que los bancos y las instituciones de servicios financieros se hayan dado cuenta de las ventajas que ofrecen las DeFi.
Si el objetivo principal de la criptomoneda es ser el almacén de valor, haciendo que los contratos inteligentes y los pagos sean accesibles a todas las personas, las DeFi llevan este objetivo a otro nivel. Si no conoce el mundo de las DeFi, imagínese una alternativa bancaria que recopila todos los servicios financieros —préstamos, ahorros, comercio, etc.—, y los pone a disposición de todo el mundo al tiempo que elimina el largo papeleo que los rodea. Eso son las DeFi: la antítesis de los bancos tal y como los conocemos. Un banco que ofrece todos los servicios, sin trámites de verificación de la identidad del cliente o de prevención del blanqueo de capitales.
¿Qué hace que las DeFi funcionen?
Uno de los elementos subyacentes que permiten las DeFi es el blockchain o cadena de bloques, que no solo registra el historial de las transacciones, sino que establece la confianza, la responsabilidad y la transparencia en todo el proceso. El blockchain genera confianza porque es completamente público y cualquiera puede verlo e inspeccionarlo si lo desea. Esta confianza es vital porque es una cualidad de la que muchas empresas financieras carecen desesperadamente en los últimos tiempos. Según el barómetro de confianza 2021 de Edelman, solo el 53 % de las personas confían en las empresas financieras estadounidenses. Esto representa un descenso del 5
% desde 2020.
Un segundo ingrediente clave de las DeFi es el contrato inteligente, que es un contrato autoejecutable que incluye los términos del acuerdo entre las dos partes. Sin embargo, a diferencia de los contratos con los que la mayoría de nosotros estamos familiarizados, los términos de un contrato inteligente se escriben en líneas de código. Después de que el prestatario acepte las condiciones, el código se coloca en la cadena de bloques, donde la criptomoneda del prestatario se bloquea hasta que la transacción se paga en su totalidad. Es así de fácil y se ejecuta en cuestión de minutos, sin tener que intercambiar información personal ni revisar las calificaciones crediticias.
Las DeFi: un atractivo para las pymes
Facilidad y rapidez son dos palabras que no suelen asociarse a los bancos y las empresas de servicios financieros, a los que tradicionalmente acudían las pymes para gestionar sus préstamos, ahorros, operaciones y servicios similares. Sin embargo, dado que los bancos y las empresas de servicios financieros son cada vez más reacios al riesgo, las pymes se han apresurado a buscar nuevas opciones, como las plataformas de préstamos descentralizadas, como Dharma, que se basa en ethereum.
Con Dharma, una empresa tiene la libertad de elegir las condiciones del préstamo. Ello incluye el tipo de activo, el aval y la duración. El activo puede ser una criptomoneda o cualquier otra cosa gracias a servicios como TrustToken, que puede utilizarse para crear tokens o vales respaldados por activos. El activo puede ser un inmueble, una obra de arte o acciones de una empresa. El prestamista presenta entonces las condiciones que prefiere y, si las partes están de acuerdo, la transacción se realiza inmediatamente. Hasta que se amortice el préstamo, el crédito inicial se convierte en un contrato inteligente.
Preocupación por la volatilidad
Las ventajas que aportan las criptomonedas son claras, pero hay que reconocer la volatilidad a la que se enfrenta el mercado. Según Forbes, el mercado de las criptomonedas ha bajado un 27 % esta semana. Todos los mercados fluctúan y, aunque es importante ser consciente de los riesgos, merece la pena examinar las recompensas y evaluar el valor a nivel institucional. En un resumen de la caída del mercado de esta semana, Business Insider se hace eco de la opinión de por qué la caída histórica no debería causar demasiada preocupación.
¿Son las DeFi el futuro de las finanzas?
Mientras la confianza en estas entidades tradicionales disminuye, el impulso en torno a las DeFi se dispara.
Según algunos artículos que he leído, los usuarios invirtieron casi 40 000 millones de dólares en aplicaciones DeFi hasta febrero de 2021, lo que supuso un aumento respecto a los 14 300 millones de dólares de finales de 2020. Desde el 14 de mayo, el centro de análisis y clasificación DeFi Pulse informa que la cifra ha superado los 86 000 millones de dólares.
Son estas cifras las que han situado a las DeFi en el radar de los bancos y las empresas de servicios financieros. De hecho, lo venimos observando en Virtusa. Muchos de nuestros clientes de servicios bancarios y financieros tradicionales se han fijado en las DeFi. Naturalmente, hay algunas dudas a la hora de ir más allá de las prácticas probadas y comprobadas, pero les hemos ayudado a reconocer que las ventajas son demasiado importantes como para no tenerlas en cuenta.
Al integrar las DeFi en su modelo, los bancos pueden tener un mayor impacto al atender las necesidades de las pymes. Muchas pymes carecen del capital necesario para recurrir a un banco o se encuentran en regiones en las que el sector financiero no dispone de los recursos necesarios para prestarles una verdadera ayuda. Algunas se enfrentan a ambos problemas.
En nuestras conversaciones estamos descubriendo que los bancos y las empresas de servicios financieros reconocen estas dificultades y cómo, gracias a las DeFi, pueden acceder a nuevos y poderosos recursos. Aprovechar estos recursos les permitirá prestar un mejor servicios a las empresas que más lo necesitan y recuperar algo tan vital como la confianza. Al hacerlo, también introducirán su propio negocio en lo que muchos llaman la era de la Web 3.0, un futuro turbulento caracterizado por la abundancia de conocimientos y oportunidades.